La pandemia ha afectado a casi todos los ámbitos de nuestra vida: en la manera de trabajar y relacionarnos con los demás, las relaciones sociales, nuestro ocio (cada vez salimos menos y en grupos más reducidos), unido a que estas vacaciones la mayoría de las personas se han visto obligadas a modificar sus planes, afectando a viajes nacionales o internacionales que ya estaban organizados… unido a la fatiga pandémica que va haciendo estragos, ha hecho que las estemos más irascibles.
Las limitaciones que seguimos sufriendo y la inestabilidad en la que nos encontramos propician que estemos apáticos, malhumorados y tengamos menos paciencia con los demás. Por eso, vamos a ver por qué es importante retomar las relaciones sociales para velar por nuestra salud mental.
Una sociedad cada vez más dividida
El estrés afecta a nuestro rendimiento profesional y a la calidad de nuestras relaciones, como explico en mi segundo libro Método CLICK. Al comienzo de la pandemia parecía que estábamos más unidos, los aplausos a los sanitarios a las 20h hacía entrever que saldríamos fortalecidos de esto. Pero con el paso de los meses la mayoría hemos vivido situaciones tensas con otras personas que no han llegado a buen puerto. Actualmente la sociedad está cada vez más polarizada lo que aumenta las rencillas entre unos y otros.
La gestión emocional es la gran asignatura pendiente
El estudio Ipsos Digital para Unilever concluía que el 61% de los españoles considera que su bienestar mental se ha reducido. Si bien, anteriormente en la época estival solíamos estar más relajados, ahora estamos a la que saltamos a la mínima, nos cuesta relajarnos y dormir bien.
Seguimos con bastante incertidumbre por lo que pasará sobre todo a nivel de salud y profesionalmente y el miedo a relacionarnos también está causando estragos. El ambiente de polarización y la sensación de desgaste individual también han marcado la forma de comunicarnos y entendernos. O más bien, de generar malentendidos. Especialmente a través de las redes sociales, donde la falta de lenguaje no verbal, de expresiones y de entonaciones lleva muchas veces a pervertir los mensajes.
Antes cuando estábamos agobiados solíamos despejarnos y hablar con nuestros amigos los que nos ayudaba a ver nuestros problemas desde otras perspectiva, pero ahora ha aumentado en número de personas que no comentan con nadie sus preocupaciones, se callan esos pensamientos lo que acaba aumentando su ansiedad, en vez de recurrir a profesionales que les ayuden a reducir su estrés.
Toda esta situación que parece que no terminamos de dejar atrás, ha hecho que estemos mucho más irritables, crispados, y todo ello nos ha llevado a discutir más con nuestra familia o nuestra pareja o amigos.
Cuidar nuestras emociones es cuidar nuestra salud mental.
Todo ello ha llevado a encerrarnos más en nosotros mismos y en nuestras opiniones, a perder el contacto y la confianza con algunos allegados y, en definitiva, a perder de perspectiva algo clave: la empatía. Porque no todo el mundo atravesaba la misma situación, ni tenía las mismas circunstancias familiares o económicas o no sabía gestionar sus emociones de la misma manera.
Ha llegado el momento de centrarnos en nuestra salud mental y estabilidad emocional. Una de las medidas es animarse a retomar nuestras amistades, volver a apuntarse a las actividades que antes nos motivaban, y obligarse a cumplir una rutina regular. Porque cuidar nuestras emociones es cuidar nuestra salud mental. Si deseas que te acompañe en este proceso, no dudes en ponerte en conacto conmigo.
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