¿Te cuesta implementar nuevos hábitos a tu vida? ¿Te gustaría conseguir todo lo que te propones?. Para ello, hoy nos vamos a centrar en ¿cómo convertir un hábito en rutina?
La teoría de la competencia consciente, como comento en mi libro Claves del coaching, tiene sus orígenes en Las cuatro etapas de aprendizaje, una teoría propuesta en los años 40 por el psicólogo Abraham Maslow (autor de La Pirámide de Maslow). Las cuatro etapas de aprendizaje describen cómo una persona aprende y va progresando. Veámoslo paso por paso:
Incompetencia inconsciente. En esta primera fase, la persona “no sabe que no sabe”. Son esas situaciones en las que el sujeto no conoce su limitación para desempeñar una tarea.
Por ejemplo, un recién nacido no sabe que no sabe conducir un coche, no tiene ese conocimiento.
Incompetencia consciente. La persona “sabe que no sabe”. En el caso anterior, el niño crece y cuando va siendo mayor es consciente de que no sabe conducir.
Competencia consciente. La persona “sabe que sabe”. Ha sido capaz de aprender aquello que en la etapa anterior ni siquiera podía plantearse hacer. Conoce la técnica pero no la domina todavía. En el caso de la conducción, es cuando nos acabamos de sacar el carnet de conducir. Sabemos conducir, pero no tenemos la pericia de un experto. Hasta aquí parece todo muy sencillo, pero es entre esta tercera fase y la siguiente cuando se produce el verdadero aprendizaje. El aprendizaje significativo que marca la diferencia.
Competencia inconsciente. La persona “no sabe que sabe” porque hace las cosas sin ser consciente de la complejidad que entraña. Tiene tanta pericia que lo realiza de forma integrada y armónica. Esto es cuando conducimos un coche y somos capaces de hablar con el copiloto, dar el intermitente y cambiar de marcha sin ningún esfuerzo y sin pensar.
El proceso de aprendizaje por tanto no es aprender a hacer algo. El proceso de aprendizaje se lleva a cabo cuando la persona lo integra de forma automática en su cuerpo y en su mente. Gracias al proceso, aprendemos cada día a reinventarnos y a innovar para crecer.
El tiempo necesario para transformar un hábito en rutina es 21 días, aunque depende del hábito y de la persona, ya que a unos les resulta más fácil ser disciplinados a que otros. Si repites lo que desees todos los días a la misma hora durante este periodo lo convertirás en un hábito casi sin darte cuenta. ¿Cuándo vas a ponerte en marcha?
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